Mediación En Asuntos De Custodia De Menores
Mediación En Asuntos De Custodia De Menores
En nuestra sociedad orientada al conflicto, con demasiada frecuencia los padres que se están separando recurren a discutir sobre aquello en lo que más necesitan cooperar, sus hijos.
Amigos y familiares les dicen que consiga un buen abogado y luche. Suele ser un consejo terrible.
Las cuestiones relativas a la custodia de los hijos, así como las relativas al régimen de visitas y a la manutención de los hijos, no suelen ser cuestiones que se ganen o se pierdan. Puede que al final haya un ganador en algunas interminables batallas judiciales sobre la custodia, pero también puede haber más de un perdedor: los hijos. Excepto en casos de negligencia o abuso, en los que los niños deben ser protegidos de un padre abusivo o irresponsable, los niños deben ser protegidos del estrés y el conflicto que inevitablemente se extiende a sus vidas debido a los litigios. Con demasiada frecuencia, los padres piensan más en cómo se sienten que en lo que es mejor para sus hijos. Sabemos, por mucha experiencia y muchos estudios, que lo que más necesitan los hijos de padres divorciados es que se les proteja del conflicto.
También debe entenderse que la intención de la ley, y por lo tanto la intención del juez que conoce del caso, es hacer lo que sea mejor para los hijos; no decidir quién es mejor padre o tratar de corregir errores del pasado. Con la excepción de los casos de abuso o negligencia, un tribunal presumirá que lo mejor para los niños es tener la mejor relación con cada progenitor que sea posible según los hechos particulares del caso.
La mediación ofrece a los progenitores la oportunidad de debatir y acordar una solución que redunde principalmente en el interés superior de sus hijos y que tenga en cuenta los horarios de trabajo, las actividades especiales y las aptitudes de cada progenitor para satisfacer las necesidades particulares de los hijos. No hay nada en la ley que exija que uno de los progenitores tenga la custodia y el otro no. Todo lo que funcione para la familia y satisfaga las necesidades de los hijos es perfectamente permisible, y cualquier juez que conozca del asunto estará encantado de saber que las partes han negociado por sí mismas un acuerdo de este tipo.
No cabe duda de que a los niños les va mejor cuando sus padres se respetan y hablan bien el uno del otro, aunque ya no vayan a estar casados. A un niño le hace mucho daño oír a uno de sus padres hablar mal del otro, que, al fin y al cabo, es alguien a quien el niño quiere mucho.
Además, los niños se desenvuelven mejor cuando reciben las mismas instrucciones básicas de ambos progenitores, y no pueden enfrentar a uno de ellos con el otro. La única manera de que esto ocurra es que exista una verdadera comunicación entre los padres. La mediación ofrece un contexto en el que los padres pueden ponerse de acuerdo sobre muchos detalles que un juez no puede abordar.
La mediación puede y debe ser una forma de que ambos padres ganen y, lo que es más importante, de que los hijos también ganen.